Sí, la verdad es que el ritmo de 3 horas al día de Aikido es difícil de aguantar al principio. Sobre todo por lo del tatami, ya que el cuerpo se debe acostumbrar a la superficie. Yo lo noto en los pies, dónde las heridas son considerables y también sobre la cadera.
A parte de éso, está claro que estando en la cuna del Aikido por aquí ve un nivel inigualable. He practicado bastantes veces con viejetes, pero menudos viejetes. Te meten unos repasos que alucinas. Ahí realmente te das cuentas que haciendo el Aikido cómo toca, la fuerza ni la usas (nunca la deberíamos usar, pero tendemos a hacerlo inconscientemente). De momento, me has sido de gran ayuda ya que practican despacio y normalmente sin mucha intensidad, cosa que me va de fábula para éste momento de adaptación.
Menos mal que desde pequeño siempre he practicado algún tipo de deporte y he llegado a conocer el límite de mí cuerpo. Aunque está claro que ése límite se puede alargar con la práctica. Por ése motivo, sé que no debo preocuparme, ya que ésto es un trámite a la adaptación al medio. Además, justo una semana después de haber llegado aquí, noto un poco el jetlag así que ésa es otra cosa que me queda por adaptarme.