Mañana hará un mes que me mudé a éste piso compartido con un colega, y desde ése mismo día me di cuenta que los vecinos de abajo se las traen.
Evidentemente me refiero a los chinos, tal y como dice el título. Pues bien, para empezar al segundo día de llegar y tras despertarme, empezó la casa a temblar. Como es normal podría tratarse de un terremoto, pero no! Era el p¨to niño chino de la planta baja que no se que leches hacía para que todo se moviera como si fuera un tifón. Me quedé flipado, es como si estuviera poseso por un demonio o si le hubieran metido un petardo chino por el culo. La cueastión es que semejante escena no me la podía imaginar en Japón.
Aquí hay mucha inmigración de los países asiáticos, está claro y es lógico, pero yo pensaba que se comportarían algo. Parece ser que éstos individuos no se adaptan a lo que hay en el país de acogida…
Ahora parece que no la arman tanto, pero el padre parece que tiene una máquina de mocos ya que está todo el santo día escupiendo mocos, y no lo disimula, es como si pusiera unos altavoces para que nos enteremos todos. Después los portazos, la madre también la lía a veces y el niño cabrón parece Shin Chan en versión china. Por supuesto, si los españoles tenemos fama de hablar alto ellos no se quedan cortos.
Está claro que la paciencia tiene un límite y hará un tiempo se acabó. Un buen día les metí un grito para que se callaran y funcionó. Parece que se controlan algo, pero aún no canto vistoria.