El pasado día 10 de Enero hizo un año desde que hice las maletas para llegar a Japón e instalarme más o menos fijamente, según aquél entonces. Después de un año las cosas ya se han asentado a una velocidad que nunca me podría haber imaginado antes.
A finales del año pasado ya hice un pequeño resumen de lo que fue el año y está claro que no voy a volver a escribirlo todo, simplemente me gustaría añadir algo y es que estoy empezando a descubrir detalles sobre el Aikido, los cuales me resultan muy interesantes.
Ya comenté algo sobre Hirosawa Sensei, un maestro que es único y todo su conocimiento es capaz de desmontar totalmente el tinglado montado en tantos y tantos dojos de Aikido. Hay muy buenos maestros, pero se dejan en el tintero detalles muy importantes que el fundador transmitió en su día, pero que parece que no se han difundido como cabría esperarse, o no interesa…
Sea como fuere, respeto todas las formas de Aikido, estén alejadas de la raíz o no, hasta a los maestros que han creado su propio estilo, lo cual es loable, pero por lo que estoy viendo y viviendo el fundador creó el Aikido y tal como se creó es perfecto.
Se podrían plantear muchas dudas sobre mi razonamiento, pero aún no he visto a nadie que haga las cosas que hace Hirosawa Sensei. Parece un montaje, pero de éso nada, al igual que existe el mundo de lo oculto y mucha gente prefiere no verlo o reconocerlo por miedo o desconocimiento también existe lo mismo en el caso del Aikido. Cada uno elige su camino y en consecuencia obtendrá sus frutos…
No me caso con nadie, yo observo y aprendo de todo lo que está en mis manos, ya que tengo la gran suerte de poder hacerlo. Simplemente basta tener una mente abierta a todo lo que sucede y a partir de ahí razonar. Sé que le resulta más cómodo a la gente tenerlo todo bien masticado y hecho, pero yo prefiero indagar en las cuestiones que me intrigan.